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Texto leido en Alderdi-Eder

Morlans, Los Mosqueteros y el malvado Birlibirloque
Ilustrísimo y presentísmo señor Alcalde.
Ilustrísima y ausentísima señora Consejera de Educación,
Excelentísimos niñas y niños de Morlans.
Pacientísimos padres y madres.
Amiguísimos todos.
Debe de ser porque Morlans es un nombre gascón y gascones eran D’Artagnan y los mosqueteros, por lo que nosotros estamos, precisamente eso, mosqueteros. Mosqueteros de mosqueo. Un mosqueo tan gigantesco como justo.
Mosqueo por toda una serie de episodios lamentables que nos han traído aquí. Morlans tiene una escuela y debería seguir teniéndola en el futuro. Un colegio al que acudieran, junto con los nuestros, los niños y niñas de las familias que van a habitar sus nuevas viviendas de protección oficial. Es una obviedad que recogen las leyes, amén del sentido común, que es, como se sabe, el menos común de los sentidos.
Y por ese desahucio, despojo o expolio, que los tres adjetivos vienen bien al caso, hemos sido obligados durante ocho años a peregrinar, cual si fuéramos un cachivache que estorba, por diferentes proyectos intangibles, cada cual peor que el anterior. Ha sido una odisea virtual que ahora desemboca en un esperpento real.
El proyecto de la fábrica de gas, el primero, el más lógico y deseable, se volatilizó. Es lógico. Todos sabemos de la volatilidad de los gases, incluso aquellos que no hemos vuelto a tocar la Física desde el ya lejano bachillerato. Los responsables de ello también se volatilizaron o no saben/no contestan.
El siguiente, el de Peñaflorida, o sea, Peña Florida, se marchitó antes de florecer y de la desnuda peña ya sin flor, fuimos despeñados. ¿Qué pensaría y qué diría el Conde de Peñaflorida, gran amante de la cultura y precursor de la educación pública, insigne fundador de los Caballeritos de Azkoitia, si supiera el trato que se inflige a estos caballeritos y damiselas que son nuestros hijos e hijas por parte de ciertos caballerotes y señoronas?
Fue entonces cuando el invisible y malvado mago Birlibirloque entró en escena y empezó a hablarse de Comercio, que es una palabra que debería ser tabú cuando se trata de niños y niñas. Su primera treta fue muy vulgar y poco atractiva: le hacemos un lifting a Comercio y ya está. Pero luego, él mismo argumentó que no, que era mejor tirarlo y hacerlo nuevo, pues su estado era ya muy deficiente. Parecía un todo un alarde de generosidad. Pero no era más que un caramelo envenenado. Porque Comercio continuaba allí en pié como una muda pero elocuente amenaza, desocupado con ce aunque ocupado con ka. Y aunque este edificio era de ladrillo, los proyectos que sobre él se iban proponiendo, eran también gaseosos y volátiles, como si del cercano gasómetro ya extinto se siguieran escapando gases. Que se me antoja que debieran gases lacrimógenos pues la historia es como para llorar.
Y es ahora mismo el momento en que Birlibirloque, en un circense más difícil todavía, trata de convencernos de que aquello que era mejor derribar por su mal estado, es lo que más nos conviene.
A todo esto, el tal Birlibirloque, haciendo honor al origen de su nombre, ya nos ha birlado, para siempre Morlans, el actual y el que debía haberse hecho para el futuro; eso y cualquier posibilidad, al menos a medio plazo, de recuperar una parcela en el centro de Donostia para la Escuela Pública. Pero lo más perverso es que mientras nos tenía entretenidos con sus malévolas propuestas y sus trucos zafios y baratos, no reparamos en eso tan esencial, en esa pérdida irreversible.
Pero hasta aquí hemos llegado. Todo este tejemaneje ha dejado al descubierto las debilidades de nuestra escuela pública y la ausencia de un mapa escolar coherente para el centro, por culpa, se argumenta, de sus prohibitivos precios. Y precisamente, para combatir la especulación inmobiliaria, se fomentan las viviendas de protección oficial. Pero, claro, si no tenemos la previsión de reubicar las escuelas junto a las VPO, aquellas quedan ahogadas en su desarrollo por la misma especulación que se pretende evitar, expulsadas del infernal paraíso en que se va convirtiendo el económicamente inaccesible centro de la ciudad. Es decir, la vivienda de protección oficial se hace en parte y sin ninguna necesidad, a costa de la Escuela de Desprotección Oficial. Y eso no es ni justo ni equitativo ni saludable.
Por el contrario, además del traslado provisional a un edificio casi ruinoso e inadecuado para los fines que se pretenden, se genera en aquel entorno una sobresaturación de edificios y una peligrosa mezcla de niños y jóvenes de muy diferentes edades. Lo que alguien calificó en su día como un pequeño campus de enseñanzas medias, pasa a convertirse, una vez más por arte de Birlibirloque en un campus de concentración. Ya sé que suena duro, pero no se me ocurre otro término.
O sea que sabes que sabes lo que te digo Birlibirloque:
“Que va a ser que no”
Y volviendo al principio, al Morlans gascón y a los gascones mosqueteros, gritemos todos a una:
“D’Artagnan al ataque...”
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