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OBESIDAD EN LA POBLACIÓN INFANTIL

Los expertos estiman alarmante el incremento de niños con sobrepeso y alertan sobre los peligros para la salud El sedentarismo y la mala alimentación, factores clave
JON CUESTA./DV. SAN SEBASTIÁN
El 15% de la población infantil vasca es obesa, mientras que el 13% de los niños sufre problemas de sobrepeso. Estos alarmantes datos, facilitados por la Junta de Pediatría de Atención Primaria de Gipuzkoa, sitúan a Euskadi en cifras muy cercanas a las del resto del país, donde el porcentaje de obesidad infantil es del 16%. «La progresión es imparable y sigue aumentando alarmantemente», avisan los expertos.
Los índices de obesidad infantil hechos públicos hace unos días por el Ministerio de Sanidad y Consumo sitúan a España como el segundo país europeo con mayor población infantil aquejada de sobrepeso, sólo por detrás del Reino Unido. La doctora Elena Alustiza, pediatra de Atención Primaria y miembro de la sección de Endocrinología Infantil de la Asociación Española de Pediatría, considera que la gente «todavía no es consciente» de la gravedad del problema: «Es una epidemia emergente que nos va a convertir en una sociedad de obesos muy difícil de corregir».
Un niño de 4 años con sobrepeso tiene un 20% de posibilidades de sufrir obesidad en la edad adulta mientras que en un adolescente la probabilidad asciende hasta el 80%. Alustiza subraya «la prevención» como principal medio para frenar esta tendencia. «Sabemos que el 30% de los adultos obesos lo fueron también en la infancia, y la obesidad infantil trae, sin duda, peores consecuencias que la que se inicia en la edad adulta», añade.
A la hora de intentar prevenir esta enfermedad, los pediatras hablan de «tres periodos críticos» en los que el niño es más propenso a engordar. Durante el primer año de vida se intenta promocionar la lactancia materna, ya que tiene «un efecto protector para la obesidad futura»; a los 6 años, «un rebote fisiológico de la obesidad» hace que el niño sea más proclive a engordar, y por último, la preadolescencia se convierte en otro de los momentos más complicados, según la pediatra guipuzcoana.
Ana Elbusto, médico nutricionista, alerta de que «la obesidad infantil es simplemente la punta del iceberg». Esta especialista, que además asesora a la Asociación de Obesos de Euskadi (Asobe), hace hincapié en los problemas que la enfermedad puede acarrear tanto a corto como a largo plazo. «Estos casos de sobrepeso pueden ser responsables de la diabetes de tipo 2, de enfermedades cardiovasculares o de las relacionadas con la hipertensión y la hipercolesterolemia, que cada vez observamos a edades más tempranas».
Actualmente, el sobrepeso afecta a la mitad de la población adulta y un 39% sufre obesidad. «Tenemos que intentar impedir que los niños obesos lleguen a la edad adulta con este problema, porque está claro que después se padecen muchas complicaciones y que la calidad y la esperanza de vida se reducen muy notablemente», subraya Elbusto, que insiste en la necesidad de averiguar cómo comen los niños y qué ejercicio hacen en lugar de ponerles dietas de adelgazamiento. La doctora Alustiza añade que «hay que enseñar al niño a comer mejor, más sano y más variado, y la mejor escuela para formar los hábitos dietéticos es el entorno de la familia».
Malos hábitos
Los especialistas achacan el problema a los hábitos de vida modernos, que fomentan la pasividad de los jóvenes frente al televisor, la Playstation o el ordenador. «Nos encontramos ante una enfermedad multifactorial. Independientemente de que algunos casos puedan tener un origen genético, están fallando factores ambientales como la alimentación y la actividad física», sostiene Elbusto. Los datos dicen que entre un 15% y un 20% de la alimentación diaria de los jóvenes se consume fuera del hogar. «Se tiende a consumir alimentos como bollería, chucherías o refrescos, por lo que cada vez se tiende a comer peor». Además, los niños de hoy en día invierten menos tiempo de su ocio en actividades deportivas. «Prefieren la videoconsola o la televisión», añade la médico.
Para Juncal Ugarte, médico de familia y nutricionista irunesa, la solución pasa por reeducar a los padres. «Hay que dedicar más tiempo al niño, preocuparse de que realice actividades, de que meriende un buen bocadillo y de que no coma chucherías diariamente». Además, considera «muy importante» controlar los horarios de los más pequeños, ya que en su opinión, muchos padres «se desentienden de sus hijos dejándoles toda la tarde delante del ordenador y comiendo cualquier cosa», aunque reconoce que existen excepciones. «Algunos padres ya se han concienciado de la gran importancia de una dieta sana e incluso dan a sus hijos alimentos ecológicos».
La genética es otro de los factores que determinan la aparición de la obesidad en los niños. De hecho, el hijo de un obeso tiene cuatro veces más posibilidades de serlo en el futuro, y cuando los dos progenitores lo son, las probabilidades se multiplican por ocho. «Actualmente se habla de que un 30% de los casos de obesidad tienen un origen genético», señala Ana Elbusto. A pesar de ello, recuerda que «hace unos años sólo el 5% de los niños eran obesos, y está claro que este espectacular incremento no puede achacarse únicamente a la genética, sino a factores ambientales».
Yon Albisu, jefe de la Unidad de Endocrinología Infantil del Hospital Donostia, afirma que la selección natural ha beneficiado a los genes que propician la gordura. «Las épocas de hambruna siempre se han llevado por delante a las personas más delgadas». Por ello, Albisu sostiene la tesis de que la Humanidad «lleva miles de años seleccionando genes que favorecen de manera natural la obesidad». Son muchos los condicionantes que favorecen la obesidad infantil, pero los especialistas coinciden en un factor determinante para poner freno a esta tendencia: el papel de los padres en la educación de sus hijos.
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